Después de varios días de sentirme relativamente 'feliz', al menos satisfecha con las cosas hechas. Descubrí que lo mío era simple y pura apariencia. De repente las cosas ya parecían no resultarme, me sentí estresada, triste, desanimada, con pocas ganas de hacer algo... De todas formas, recuperada de mi 'enfermedad' regresé a mis quehaceres como si nada hubiese pasado... como si por mi mente jamás hubiesen pasado tristes pensamientos, como si no hubiese sentido nada...
Pero hoy no es así. Ya sabía que me dolía el estómago a causa de una emoción indecifrable. Sé que duele. Es angustiosa. Oprime mi corazón con fuerza. Lo comprobé, mientras miré la causa de mi desequilibrio: mi pérdida emocional, la pérdida de una amiga.
Con el corazón oprimido, con un nudo en la garganta y el ardor de mis ojos a punto de estallar. Me encojí en mi puesto, recostando mi cabeza sobre mis brazos, presa del dolor. Respiré profundo y mientras intentaba con todas mis fuerzas no llorar retomé el cuaderno y el lápiz para terminar de hacer los ejercicios de matemáticas con el fin de estudiar para la prueba que había después de almuerzo. ¿Por qué me tenía que sentir así antes de una prueba?.
La profesora nos envió a almorzar y cuando creí que no podría soportar más, se acercó mi compañera de puesto, otra gran amiga: ¿Almorcemos?.
Respondí que iría a buscar mi almuerzo con voz normal, tranquila.
De nuevo comenzó a actuar la máscara.
Máscaras, sis... ese es el punto.
ResponderEliminarEspero que ahora estés mejor.
¡Un abrazo inmenso!