No es que yo sea solidaria, probablemente soy una de las personas más egoístas en este mundo. O tal vez no, quizá hay gente peor que yo. No lo sé.
No quiero hablar sobre lo buena persona que soy (que no es así) ni si soy solidaria (ya aclaré ese punto).
Es sobre lo que doy.
Yo doy... cariño. Sip.
No soy mezquina cuando de amor se trata. Creo que debo ser una de las personas más apasionadas para querer a alguien (y con apasionada me refiero a que soy muy dedicada, nada más), aunque siento que muchas debes se lo he dado a las personas incorrectas en tiempos incorrectos. No digo que las personas a las que les ofrecí mi cariño tan fehacientemente no se lo merezcan, si no que probablemente fue un mal momento para mí para hacerlo.
La primera persona es... especial. Siempre supe que era de esas personas que realmente no demuestran su cariño. Recién hoy somos capaces de saludarnos de besos y abrazos, y nos conocemos hace bastante tiempo. Recuerdo como era yo siempre la que llamaba, la que buscaba, la que visitaba. Hasta que un día toda esa dedicación me agotó y la abandoné. Así de simple. Ya no llamo. Nunca. Nuestra relación se retomó básicamente porque... inevitablemente igual teníamos un lazo profundo y porque esa persona me buscó. ¡Aleluya!. Pero para mí ya no es lo de antes. Ya no soy la que da absurdamente demasiado, creo que ahora soy más mezquina. Supongo que es una forma de resguardarme. Es agotador querer mucho a alguien y que por más esfuerzos que hagas, no veas que sea recíproco o que muestren el mismo interés por ti.
Con la segunda persona, fue casi lo mismo. Bueno, no. No puedo igualarlas. Nuestra relación se formó en muy poco tiempo. Y fue solo un par de años de que llamé, busqué y visité. Fue más rápido. E igual de poderoso. Tal vez más, porque siento que somos más cercanas por otras razones. Por lo menos, ya no dedico tanto tiempo.
Y la tercera persona... la conozco de toda mi vida. Y creo que quizá sea la persona a la que más le dedico tiempo y atención. Tal vez nunca deje de hacerlo. Y probablemente es la que más tiene capacidad de hacerme daño, por ahora.
Todo esto va con la intención de... explicar cuan desgastante es dedicarle tu atención a las personas que quieres demasiado. Quizá obsesivamente, quizá poco-correspondido. Yo soy así. Cuando una persona me interesa, soy atenta y le busco... hasta que siento que no puedo más. Que yo también quiero un poco de lo que dedico de regreso.
Y no digo nombres, porque tampoco quiero que sepan quién es quién, aunque probablemente si lo leen lo descubran por sí mismas.Y son más personas que estas tres, pero las demás simplemente dejaron de ser relevantes en mi vida.
También escribo esto porque me doy cuenta de que todo el tiempo dedicado a esas personas, lo desperdicié en otras que lo merecían más. Al menos en ese momento.
Prácticamente con cada persona a la que yo le dedicaba tiempo, había alguien que me daba ese cariño que yo quería, pero de una forma distinta y que yo no lo veía. Tampoco es que fuese algo enfermizo o notorio. Yo era una persona normal por lo general. Lo único distinto era el tiempo y atención que le daba a las personas.
No me arrepiento, porque supongo que era algo que tenía que aprender.
La amistad y el amor son como una planta, si no la riegas se marchita.
Yo soy el sol.
Diana, por coincidencia leí esto y recordé que antes compartimos un poco por aquí, como Ray Kawabata, escribía en ese tiempo, aún escribo de (muy) vez en cuando, pero ya no por estos lados, veo que tú has seguido por aquí, me alegro un montón.
ResponderEliminarDar sin esperar a cambio es difícil, es como pedirle eso a un santo, nosotros no somos santos, sin embargo cada esfuerzo por hacer felíz a alguien, creo yo, vale la pena porque nos hace crecer como personas, nos hace entender que podemos dar, que podemos amar, o dar cariño, que si bien algunas veces la gente no sabe dar de la misma forma (o tal vez nosotros no sabemos entender al resto) esto no debe hacernos más fríos porque nuestro corazón requiere que lo usemos mucho, para que aprendamos a sacar todo su potencial, para amar y para que cuando la gente indicada entre a nuestras vidas, lo sepamos, lo sintamos y podamos hacer que se queden con nosotros, dándoles todo el calor de nuestra vida. Así que no dejemos que nuestro corazón se atrofie por no usarlo jejeje :)
Sigue dando Cariño Diana (Constanza) es un regalo para ti misma, un saludo caluroso.
Ray Kawabata.
Ray! Muchas gracias por tu comentario, en verdad, me alegro de ver que te estás dando vuelta por estos lugares nuevamente. Yo sí, sigo aquí, esporádicamente, pero sigo.
ResponderEliminarEn cuando a la entrada, te encuentro la razón. Supongo que a medida que el tiempo va pasando nos vamos dando cuenta de ciertas cosas, y nunca he dejado ni creo que deje de entregar cariño a las personas, por mucho que a veces éstas me hieran (aunque no sea intencional). Posiblemente sea lo que dijiste, esas personas posiblemente lo reciprocan de formas que no entendemos. Esta entrada salió un poco de la rabia, que se ha atenuado hasta casi ser nula hoy.
Un gusto leer tus comentarios nuevamente!
Espero verte por aquí más seguido :)