"Para escribir solo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo" - Oscar Wilde

sábado, 6 de agosto de 2011

Sobre sicópatas y otros personajes

Esa mañana me despertó mi hermano. Entró a la pieza y me dijo: "Mi mamá se va".

Mi primer pensamiento de la mañana fue: Mierda, me quedé dormida. Así que pegué un salto en la cama y me senté. Aún tenía los ojos pegados, las neuronas dormidas y hacía frío. Me moví rápidamente por la pieza buscando ropa abrigada que ponerme, por la ventana se apreciaba claramente un día nublado, triste. Como a mí me gustaba. Pensarán "¿cómo es que le gustan los días tristes?" Bueno, la mayoría de la gente los considera tristes, a mí: me encantan.

Mi mamá llegó a la pieza cuando estaba a medio vestir y no encontraba una camiseta abrigada que ponerme que ella sacó de un mueble y me la pasé. Me la puse rápidamente y corrí a ordenar mis cosas para irme a estudiar a la universidad.

Mi papá nos llevó. Dejamos a mi mamá en donde tenía su reunión de la Iglesia y lo acompañé a buscar las entradas de un evento musical que había en el colegio de mis hermanos esa misma tarde. Desayunamos juntos y me dejó frente a mi universidad.

Allí ya había alguno de mis amigos encima de un brazo, mirando músculos y diciendo sus nombres en alto. Los saludé, me puse mi delantal, tomé un par de guantes y empecé a estudiar junto con ellos.

Nos reímos cuando comentábamos que no podíamos reconocer un músculo cuando cambiábamos de brazo. "Disculpe, señor, no puedo operarlo porque solo me aprendí el brazo derecho". Más risas. Cambiamos de mesón para mirar otro brazo. Llegó más gente. Una amiga estaba ahogada. Le hicimos bullying (con amor). Éramos muchos. Nos dividimos en grupos. Reconocimos cosas, aprendimos.

Hora del break. Anécdotas recientes. Comida. Bromas. Historias no contadas. Regreso al pabellón.

Más músculos (la mano tiene 17 músculos). Arterias. Materia. Nervios. Risas. Bromas.

Hora de ir a casa. Más bromas. Caminábamos dos amigas bajo el brazo de nuestro amigo. Me suelta a mí para subir a las escaleras, me burlo "Es que él no se la puede con dos". Me abraza de nuevo. Risas.

A casa, está lloviznando. Voy llegando y me encuentro con mi hermana, nos ponemos a hablar a medio camino de nuestra casa. Ella iba a comprar, la hago devolverse y le presto mi celular para que pololee. Descubre las llamadas perdidas de un reciente conocido.

"Es un sicópata".

La acompaño al supermercado. Conversaciones. Un helado en un día lluvioso. En casa otra vez.

Un día en mi vida. Un día tranquilo. Un día normal.

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