Pensé que este año sería distinto. Que tal vez ya había superado mi etapa de represión mental y de sofocamiento social. Pensé que este año podría ser un buen año para mi salud mental y mis típicos sentimientos de no querer estar en ningún lado.
Pero una cosa es pensarlo, y otra cosa es que sea cierta.
Me equivoqué rotundamente. Posiblemente se vio aplazado (o aumentado) el período en que me suele pasar esto. Casi siempre es cerca de las vacaciones de invierno, pero ya en esta época se me pasa... aunque los días de Septiembre tampoco son mis mejores días, así que no sé. Tal vez sea simplemente que ya me llegó mi momento de tormento anual.
Supongo que el año me salvé porque estaba concentrada más en entrar a la universidad que en los conflictos sociales, pero de todas formas pasó una que otra cosa.
Tal vez confesar lo inconfesable por primera vez en voz alta me dio mucho que pensar, porque no ha cesado de dar vueltas en mi cabeza desde ese día. Ahora hablo en código, pero es que realmente... hay cosas inconfesables, al menos públicamente. Hay gente que sabe mi mayor, más terrible y ¿mejor guardado? secreto, que por un par de vasos de Vodka confesé sin más a gente prácticamente desconocida para mí. Pero supongo que el factor tiempo no es algo que influya en este tipo de cosas... Si fuese por eso mi madre lo sabría hace mucho tiempo, y es a la última persona que se lo diría. Lo mismo para papá.
Podría seguir dándole vueltas al asunto, pero lo único que tengo claro es que reconocerlo en voz alta es más terrible de lo que creí. Me avergüenza, me daña, me hastía... tengo miedo de que sea algo de conocimiento público. No quiero que la gente se aleje de mí. Quiero que me crean. Quiero que alguien escuche mi versión, que alguien escuche mis miedos, mis teorías... Tal vez necesito seriamente un psicólogo.
Otra cosa que me da vueltas en la cabeza es el hecho de que mi padre haya estado cumpleaños hace dos días y recién hoy pudimos vernos todos como familia y cantarle con una torta. Qué locura. Cómo odio estos días ajetreados que no nos dejan tener nuestra convivencia familiar tan escasa y poco aprovechada.
Quiero un día normal, sin estudios, sin preocupaciones en mi vida.
Pero ahora es imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario