"Para escribir solo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo" - Oscar Wilde

miércoles, 5 de diciembre de 2012

One for another: carta de una amiga, para otra amiga.


     No recuerdo el día que nos conocimos. Tal vez fue gracias a la Sofi que era demasiado sociable y siempre me incluía en las conversaciones con el resto del mundo, es lo más probable. Ahora pienso que debería estarle más agradecida. Recuerdo que antes eras bastante cercana a ella, y de pronto ya no, pero ese año, el 2008, empezamos a ser más cercanas. ¿Por qué entonces y no antes? Supongo que era así como tenía que ser, porque todas las cosas pasan por algo.

¿Recuerdas el 11 de octubre? Probablemente yo soy la única que recuerda la fecha exacta porque fue el cumpleaños de mi mamá ese día y también fue el día en que nació oficialmente esta asombrosa amistad. Ni siquiera hablamos tanto ese día, hablé más con otras personas y me encapriché con quien tú sabes, mientras todos se emborrachaban y se dibujaban picos en la cara. Fue el día que Gibran me bautizó como “ojitus lindus”, creo que recién está superando el hecho de que mis ojos verdes eran falsos…

Recuerdo que ese había sido un año bastante emocional para mí, tú estuviste ahí para mí cuando se quebraron las cosas. Y en ese retiro de confirmación me consolaste cuando yo lloré terriblemente porque había perdido algunas amigas, pero encontré otras ¿no? Aunque debo decir que en ese entonces tú eras prácticamente la única amiga que tenía. Intenté hacerme más cercana al resto más por ti que por mí, porque eran tus amigas y si yo iba a pasar más tiempo con ustedes tenía que sentirme cómoda… y no fue malo, encontré muy buenas amigas. Gracias por eso.

Nos hicimos buenas amigas increíblemente rápido. Pero no nos hicimos las mejores amigas –casi hermanas- hasta que salimos del colegio. Ese año que decidí hacer preu y tú entraste a la Inacap. Cuando empezamos a descubrir todas las similitudes que teníamos. Las similitudes que tenía nuestra familia completa. Cuando te preparaba sorpresas y llegaba tres horas antes que tú para recibirte cuando llegases agotada de tu día universitario. Cuando me contaste lo de tu hermana, esa hermana cuyo segundo nombre es exactamente el mío.

La vida es misteriosa. Quiero desentrañar todas estas cosas que nos llevaron a lo que somos hoy y te extraño más que nunca ahora que estás tan ocupada que apenas puedes respirar. Pero estaré esperando aquí cuando tengas tiempo. Y sé que cuando sea yo la que no tenga tiempo para respirar estarás esperando por mí.

Una vez te dije que yo sería el colchón que amortiguase tu caída. Lo sigo siendo, no lo olvides nunca. Yo soy la loca psicópata que andará detrás de ti para agarrarte cuando vayas a caer, la grúa que te levantará, la compañera que estará a tu lado chillando por tus éxitos.

Tal vez la gente crea que estoy loca por lo que pienso, pero de verdad siento que nuestra amistad es superior. No es normal. Las dos somos increíblemente anormales. Pero amo cada segundo de ella. Soy parte del inventario de tu familia. Y si tú quieres puedes lograr ser el inventario de la mía. Sé que es difícil, y también sé que te he reprochado el poco tiempo que me has dedicado y probablemente cuando vea que tienes tiempo y aún así me sigues ignorando entonces iré a patear tu culo y haré que me prestes atención, no puedes abandonarme ¿oíste? Yo no te abandonaré nunca.

Nos debemos muchas cosas: nuestra salida de chicas, nuestro departamento de solteras, las futuras salidas a bares, las vacaciones, el mochileo que todavía no es, etcétera, etcétera, etcétera.
Feliz cumpleaños número veintiuno, amiga. La vida recién empieza. Tenemos todo el tiempo del mundo por delante. Para que yo patee tu culo y para que tú patees el mío. Para que me veas enamorarme (yo ya te he visto en eso), para que lo apruebes o desapruebes (sabes que yo también lo hago contigo, patearé todos los traseros masculinos que te hagan sufrir), para que veas a mis futuros hijos y yo vea los tuyos.

Nos tenemos la una a la otra.

Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario