"Para escribir solo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo" - Oscar Wilde

sábado, 4 de mayo de 2013

Ugh.

Ando tan... susceptible, últimamente.
Soy incapaz de mantener todas mis emociones bajo control. 
Como le dije a alguien hace poco, soy un remolino de emociones.

Puedo estar feliz un segundo y al siguiente estar enojándome por alguna tontería o quizá algo no tan tonto. Depende del contexto. 

Obviamente, pasar tanto tiempo conmigo misma está pasándome la cuenta. Sin embargo, yo creo que toda mi irritabilidad va más con todas las preocupaciones que ocupan mi mente que la soledad que estoy pasando. Bueno, eso igual influye su tanto. Si tuviese cosas qué hacer, probablente tendría menos cosas de las que preocuparme. 

Supongo que estoy en esos momentos en los que me gustaría que la gente se diese cuenta de mis estados anímicos sin que yo se los estuviese explicando personalmente, me carga hablar de mí. Aunque eso suene como ironía, considerando que lo estoy escribiendo en un blog público. Pero con todo lo público que es, sé que hay muy pocas personas leyendo esto. O sólo una.

Es difícil lo que quiero. Más que mal, mi mente es tan compleja a veces que ni yo misma me entiendo. Hay muchas cosas que me gustaría que se cumpliesen. Pero quiero que esas cosas pasen porque a las personas que quiero voluntariamente se les ocurra. Que nazca de ellos. 

Es mucho pedir, porque siento que cada vez más nos preocupamos de las cosas que nos preocupan solo a nosotros y no al resto. 

Así que aquí estoy, a cuatro días de mi cumpleaños, esperando que la gente se acuerde por sí misma. Que algunos hagan detalles, lo que sea. Y a la vez, no espero nada. Una mezcla extraña entre esperanza y resignación.

Me sorprende mi capacidad de decir cosas, sin decir nada a la vez. Si alguien comprendió a lo que realmente quería llegar, lo felicito.

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