"Para escribir solo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo" - Oscar Wilde

viernes, 3 de octubre de 2014

Un aroma con olor a Alemania

¿No les ha pasado que de repente hay olores, aromas que te recuerdan ciertos lugares o personas?

Hay aromas que traen buenos recuerdos y otros que traen malos. Algunos te hacen sentir anhelos, otros felicidad, otros relajación.

Hace un par de semanas estaba bajando a la boletería del metro para cargar mi pase cuando "choca" contra mí ese perfume exquisito que me recuerda a Alemania. Que rara vez lo huelo. Es muy especial. Según yo era de un perfume súper específico que me compré allá y obviamente lo ocupaba cuando regresé a Chile. 

Y trajo un anhelo a mí, porque estaba en esa clase de momento en mi vida que me sentía como una basura desechable. Y quería volver a Alemania y quería todas esas cosas buenas que pasaron allá y también recordé todas esas cosas malas también, porque una mente en estado negativo no puede solo mirar el lado brillante de las cosas, no, yo tenía que recordar lo malo también.

Pero sumando todo, extraño esas tardes de familia que se pasaban todos los días a las ocho de la noche en el living, para ver una teleserie que entendía poco y nada en el lenguaje, pero que captaba con las imágenes (No es chiste famosa frase "una imagen vale más que mil palabras"), algunas tardes que acompañaba a mi mami alemana a hacer cosas en la cocina, cuando me enseñó a hacer los primeros waffles de mi vida, los desayunos que hacían totalmente la pena levantarse a las 6 am a recagarme de frío por las mañanas para ir a clases, las caminatas bajo la llovizna, es vez que caminamos despreocupadamente por la calle con un cono de helado en la mano y lloviendo.

Alemania también me trajo la incomodidad de no entender los momentos que las personas vivían sin mí. Esa sensación incómoda de no sentirte parte de algo. Recuerdo perfectamente lo horrible que fue llegar a Alemania y lo horrible que fue volver a Chile. Primero, llegué a un lugar desconocido que mínimo te cuesta un par de semanas aclimatarte y luego, me encontré con una familia que había vivido un verano de experiencias sin mí y que lógicamente tenían sus propias anécdotas internas que yo no entendía y me hacían sentir inadecuada. Pero en serio, ¿qué esperaba? No iban a estar esperándome en pausa todo el tiempo que estuve lejos.

Hoy en día siento continuamente ese tipo de sensación. Por una parte porque tiendo a bloquearme del mundo exterior y no pongo atención a mi alrededor en esos momentos y por otra parte porque estoy en un lugar relativamente nuevo y estoy conociendo poco a poco a gente nueva, y es inevitable tener esos momentos en los que me siento como que no pertenezco. Sin embargo, estoy trabajando en eso.

Realmente, necesito un tiempo para mí, un tiempo que no se sienta como que estoy escapando de algo o que estoy intentando mucho lograr algo.

Como Alemania, que simplemente pasó y dejó una marca en mí. 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Carta al perrito que caminó y caminó hasta encontrar una familia que lo amó

Mowie, Mowito:


Todavía recuerdo esa mañana de invierno cuando me levanté temprano, antes que cualquiera de mis hermanos y vi a ese perrito tímido debajo de la mesa del comedor, que se escondió de mí. Fui emocionada a la pieza de mis papás porque había un perrito en la casa.

Cuando llegaste a nuestras vidas

Ellos decidieron que te nombraríamos Mowie porque te parecías a esos monitos de Star Wars (que en verdad se llaman Ewoks y por alguna razón, todos pensamos que Mowie era el nombre), tal vez no era justo el nombre que “debería” haber sido, pero te calzaba. Y tú eras nuestro único y grande Mowie.

Llegaste de forma sorpresiva, pero eras esperado. Eras nuestro consuelo después de perder a nuestra gatita de una forma un poco trágica. Nuestro nuevo bebé, nuestro nuevo amigo fiel para jugar.

Agradezco el día que decidiste seguir a nuestro tío que te llevó a nuestra casa, porque sabían que mis papás nos estaban buscando un perrito.

Recuerdo cuando jugaba contigo a “entrenarte” a saltar. Estaba esa muralla que me llegaba como un poco más arriba de la cintura y que yo gritaba “¡salta, salta!” y tú saltabas, y yo contaba cuántas veces lo hacías seguido.

Recuerdo cuando nos cambiamos de casa y fue la primera vez que te sacamos a pasear realmente con correa, pero te sentabas y no querías avanzar. Creíamos que era porque pensabas que te íbamos a dejar botado, ¿pero cómo hacerlo?.

Cuando te cortábamos el pelo así te asustabas de ti mismo, bebé, porque no te reconocías.

En la nueva casa, recuerdo que encontré un nuevo juego para ti, lanzarte peluches. Y tú ibas, los mordías y movías la cabeza con locura y yo me reía. Los tirabas al cielo y los atajabas. Eras tan juguetón.

Recuerdo que saltabas la muralla de la casa y te escapabas. Que salías por la ventana del segundo piso y te tirabas kamikazemente del techo (y los vecinos estaban impresionados contigo). Pero siempre, siempre nos esperabas afuera para volver a entrar.

Recuerdo cuando llevamos al Félix (nuestro Garfield personal), yo lo llevaba en mis brazos y dije: Los presento. Y él te mandó un arañazo y te asustaste.

Al principio se llevaban como lo que eran: como perro y gato. Y después de sus varias peleas se convirtieron en los mejores amigos. Nunca había visto animales que se quisieran más que ustedes dos. Eran partners. Jugaban un poco violentamente, sí, porque tú metías su cabeza en tu boca y lo mandabas como un kilómetro más allá, y el Félix se te tiraba a las patas. Pero jugaban tanto. Y entonces, el Félix, nuestro ladronzuelo, murió. Y pareció que un poquito de tu energía se fue con él.

Años después, con más animales, fuiste un poco desplazado, pero nunca menos querido. Y cuando llegó el Kerchac te quitaron tu trono completamente. Y después fue el terremoto y como que envejeciste de un día para otro. 

Mi pobre Mowito. Te quiero tanto. No esperaba que te fueras así tan de improviso. Estabas viejito, tenías 12 años ya con nosotros.


Gracias por ser un amigo tan fiel. Gracias por aceptar mis juegos locos. Gracias por ser un gran consolador, porque siempre captabas mi tristeza y te acostabas conmigo cuando yo estaba llorando (Ahora lloro por ti y no estás).

Gracias por llegar a nuestras vidas.

Me imagino que ahora estás jugando con tu amigo Félix de nuevo.


Espero que hayas encontrado en nosotros lo que estabas buscando: amor. 

Adiós, amigo fiel, nos vemos al final del arcoiris.

Mowie
2002 - 05.09.2014

jueves, 2 de enero de 2014

¡Bienvenido 2014!

Siempre me han gustado estas fechas por la magia que traen consigo al ambiente. Navidad y Año Nuevo.
Navidad es un tiempo que me agrada mucho pasar en familia, ir creando tradiciones como las de tener siempre una torta con la cual le cantamos cumpleaños feliz a Jesús y luego la comemos como postre de nuestra cena. Este año. Fue el año que menos organizamos para las fiestas. Fueron cosas que pasaron. Casi improvisadas. Creo que lo único que realmente planeé fue cocinar un cheesecake de chocolate. Lo demás, surgió por sí solo. 

Los últimos años, siempre hemos pasado el Año Nuevo con toda la familia. Con mi familia materna y el último año con mi familia paterna. Es entretenido pasar estos tiempos con mucha gente. A pesar de que el 1 de enero es un día más, igual es una fecha que nos da la oportunidad (o excusa, que no debería ser necesaria) de juntarnos y pasarla bien. 

Este año no fue así. Este año no teníamos ningún plan hasta el mismo día 31 de diciembre. Una familia amiga nos invitó para que pasáramos todos juntos el año nuevo, lo que no pasaba hace años. Creo que antes de que empezáramos a pasar el Año Nuevo de forma masivamente familiar, siempre lo pasábamos con ellos. Tres familias amigas que se conocieron hace más de 10 años ya. Fue hermoso ver cómo ha pasado el tiempo. Éramos todos tan pequeños cuando nos conocimos y ahora la mayoría de nosotros está en la universidad o entrando. Y pensar que estábamos todos en enseñanza básica cuando nos conocimos... 

El tiempo pasa tan increíblemente rápido... 

2013. Oh, 2013. Fuiste por lejos el mejor año de mi vida hasta ahora. Al menos de los que yo tengo conciencia. Soy una joven caminando hacia la adultez, agradecida por todos los momentos que he tenido para madurar, para reflexionar. El año podría haber sido muy difícil si yo no lo hubiese tomado como lo tomé desde el principio. Asumí las cosas de las que tenía que responsabilizarme y partí desde allí. Me gusta pensar que he tomado buenas decisiones o que al menos Dios me ha guiado inconscientemente a lo que es mejor para mí. Siempre he sido de las personas que piensas que todo, absolutamente todo, pasa por algo. Algunos piensan que somos nosotros quienes van diseñando lo que va pasando en nuestras vidas y creo que tienen razón por una parte, pero también sé, tengo la certeza de que hay algo más grande que dirige nuestros pasos... tal vez no en las decisiones que tomamos, pero sí en lo que estamos destinados a encontrar. No creo que sean solo nuestras decisiones porque en algún momento de nuestras vidas nosotros no teníamos la capacidad de tomarlas... cuando éramos bebés nuestros padres decidían por nosotros, hasta por lo más mínimo, por lo que ellos creían que era correcto para nuestra crianza. Hoy, al menos de la forma en la que he sido criada, ellos todavía tienen mucho que ver en mis decisiones. Estoy en vías de ser independiente, pero aún vivo bajo su alero, por lo que siempre es importante que mis decisiones vayan de acuerdo a eso... y ni siquiera es porque me sienta obligada a hacerlo, sino que... así es como se siente correcto. Es lo que se siente bien. 

Creo que este año que pasó tuve la oportunidad de conocer a muchas personas que probablemente nunca en mi vida habría conocido si no hubiese reprobado Neuroanatomía. Creo que fue muy bueno para mí, porque de cierta forma le dio perspectivas a mi vida. Me di cuenta de que puedo ser yo misma y puedo hacer las cosas que yo quiero a la par con mis deberes y sé que amo hacia donde me dirigen mis deberes. Sé que amo estar estudiando medicina, y aunque sea una carrera con muchos sacrificios, sé que puedo hacerlo y que también puedo hacer las cosas que me gustan fuera de ella. 

Me queda un largo camino por recorrer aún. Y sé que el tiempo se pasará volando.

Por ahora, ¡bienvenido 2014! 

No te tengo fe. Estoy segura, de que a pesar las dificultades, serás un año excelente. Será excelente porque así quiero que sea.