Desde que soy capaz de mantenerme despierta después de las 12 de la noche, hemos tomado como una especie de tradición que mis papás me saluden en el momento exacto en el que cumplo años. Es decir, a la hora que nací: 00:13, del 8 de mayo.
La primera vez que me saludaron a esa hora (o que yo recuerde al menos), estábamos solamente los 3 despiertos. Por alguna razón yo estaba sumamente contenta por algo y terminé subida arriba de un piso, diciéndole a mi papá que era más alta que él. Justo en ese momento dio la hora (aunque en ese momento yo no lo sabía) y mi papá me abrazó de las piernas para impedir que me bajara y mi mamá salió por la puerta de la cocina con una torta con velitas encendidas. No tengo la remota idea de cuántos años habré cumplido aquella vez, no lo recuerdo. Pero sí recuerdo el momento y sé que fue genial, especial.
De alguna forma, a medida de que ha pasado el tiempo, mis cumpleaños se han convertido en algo más que solo la "conmemoración" del día en el que nací. Siempre es uno de los días más felices de mi vida, no me puedo quejar, he tenido la mejor de las suertes.
Otra vez, mis papás tuvieron una actividad el 7 de mayo, por lo que no iban a estar conmigo a la hora. Sin embargo, ellos me llamaron por teléfono (yo estaba a punto de quedarme dormida) y, no sé cómo, hicieron que todos los que estaban en esa actividad/fiesta del movimiento me cantasen cumpleaños feliz a través del teléfono.
Además, hay otra cosa que hace que mi cumpleaños sea tan especial: siempre cae la misma semana que el día de la madre. E incluso, de vez en cuando, son exactamente el mismo día. Y el primero que recuerdo (día de la madre + mi cumpleaños), habíamos ido al mall para celebrar, y en algún momento con mi mamá nos separamos del resto y nos fuimos al Coppelia a tomarnos una copa de helado. Nuestra celebración privada entre madre e hija.
Y con mi mamá siempre hemos sido muy unidas. Por eso, el año que cumplí 18 años (edad que, a diferencia de muchas personas que conozco, esperaba con los brazos abiertos) le pedí que celebrásemoscon un tequilazo y ella aceptó. Así que a las 00:13 me tomé el primer shot de tequila (con limón y sal, ojo) de mi vida. Obviamente, no seré tan hipócrita para decir que nunca en mi vida antes había probado el alcohol, o el tequila (margarita, jiji). Pero ese realmente fue mi primer shot de tequila.
El año pasado... no recuerdo que haya tenido algo memorable justo a las 00:13 (lo más probable es que nada realmente porque al día siguiente me levanté temprano a hacerme exámenes de sangre), pero sí sé que esa fue una de las mejores semanas de mi vida. Y ese día, fue genial. Tuve una noticia de mi economía muy buena para mí, así que cuando llegué a la U me sentía millonaria (aunque ese dinero prácticamente se esfumó, igual). Y más tarde, estábamos en el hospital, hablando por primera vez con unos pacientes y, de alguna forma, salió el tema de que estaba de cumpleaños ese día. ¡Y me cantaron todos los de la pieza!. Fue hermoso. En serio. Y después, durante la semana, mis amigos se encargaron de que mis días siguieran siendo felices, sobre todo con esa hermosa sorpresa que me hicieron. Nunca me había sentido tan querida antes, como aquella vez que se esmeraron en sorprenderme.
Oh, y como para estar a tono con todas las cosas que pasan en mi vida... El otro día relacioné mi hora de nacimiento con el número favorito de mi cantante favorita, Taylor Swift. ¡Síp! Su número favorito es 13. Me dio bastante risa eso, es como si yo hubiese estado destinada a ser su fan o algo, aunque me haya demorado mucho en darme cuenta de eso.
Y ahora, hoy... estando tan cerca de las 00:13, puedo decir que mi día ha ido mejorando exponencialmente.
Por si nadie lo sabía, yo estaba bastante preocupada con la cantidad de tiempo libre que tengo. Y también, estaba muy preocupada por no conseguir trabajo, y ayer me llamaron a una entrevista para hoy. Y adivinen qué ¡lo tengo!.
Así que puedo decir, definitivamente que Mayo es mi mes, las 00:13 es mi hora, el 8 de mayo es mi día.
21 años, ¡bienvenidos sean!