Todavía recuerdo esa mañana de invierno cuando me levanté
temprano, antes que cualquiera de mis hermanos y vi a ese perrito tímido debajo
de la mesa del comedor, que se escondió de mí. Fui emocionada a la pieza de mis
papás porque había un perrito en la casa.
Cuando llegaste a nuestras vidas |
Ellos decidieron que te nombraríamos Mowie porque te parecías a esos monitos de
Star Wars (que en verdad se llaman Ewoks y por alguna razón, todos pensamos que
Mowie era el nombre), tal vez no era justo el nombre que “debería” haber sido,
pero te calzaba. Y tú eras nuestro único y grande Mowie.
Llegaste de forma sorpresiva, pero eras esperado. Eras
nuestro consuelo después de perder a nuestra gatita de una forma un poco
trágica. Nuestro nuevo bebé, nuestro nuevo amigo fiel para jugar.
Agradezco el día que decidiste seguir a nuestro tío que te
llevó a nuestra casa, porque sabían que mis papás nos estaban buscando un
perrito.
Recuerdo cuando jugaba contigo a “entrenarte” a saltar.
Estaba esa muralla que me llegaba como un poco más arriba de la cintura y que
yo gritaba “¡salta, salta!” y tú saltabas, y yo contaba cuántas veces lo hacías
seguido.
Recuerdo cuando nos cambiamos de casa y fue la primera vez
que te sacamos a pasear realmente con correa, pero te sentabas y no querías
avanzar. Creíamos que era porque pensabas que te íbamos a dejar botado, ¿pero
cómo hacerlo?.
Cuando te cortábamos el pelo así te asustabas de ti mismo, bebé, porque no te reconocías. |
En la nueva casa, recuerdo que encontré un nuevo juego para
ti, lanzarte peluches. Y tú ibas, los mordías y movías la cabeza con locura y
yo me reía. Los tirabas al cielo y los atajabas. Eras tan juguetón.
Recuerdo que saltabas la muralla de la casa y te escapabas.
Que salías por la ventana del segundo piso y te tirabas kamikazemente del techo
(y los vecinos estaban impresionados contigo). Pero siempre, siempre nos
esperabas afuera para volver a entrar.
Recuerdo cuando llevamos al Félix (nuestro Garfield
personal), yo lo llevaba en mis brazos y dije: Los presento. Y él te mandó un
arañazo y te asustaste.
Al principio se llevaban como lo que eran: como perro y
gato. Y después de sus varias peleas se convirtieron en los mejores amigos.
Nunca había visto animales que se quisieran más que ustedes dos. Eran partners.
Jugaban un poco violentamente, sí, porque tú metías su cabeza en tu boca y lo
mandabas como un kilómetro más allá, y el Félix se te tiraba a las patas. Pero
jugaban tanto. Y entonces, el Félix, nuestro ladronzuelo, murió. Y pareció que
un poquito de tu energía se fue con él.
Años después, con más animales, fuiste un poco desplazado,
pero nunca menos querido. Y cuando llegó el Kerchac te quitaron tu trono
completamente. Y después fue el terremoto y como que envejeciste de un día para
otro.
Mi pobre Mowito. Te quiero tanto. No esperaba que te fueras así tan de
improviso. Estabas viejito, tenías 12 años ya con nosotros.
Gracias por ser un amigo tan fiel. Gracias por aceptar mis
juegos locos. Gracias por ser un gran consolador, porque siempre captabas mi
tristeza y te acostabas conmigo cuando yo estaba llorando (Ahora lloro por ti y no estás).
Gracias por llegar a nuestras vidas.
Me imagino que ahora estás jugando con tu amigo Félix de
nuevo.
Espero que hayas encontrado en nosotros lo que estabas
buscando: amor.
Adiós, amigo fiel, nos vemos al final del arcoiris. |
Mowie
2002 - 05.09.2014
2002 - 05.09.2014