"Para escribir solo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo" - Oscar Wilde

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Charlas motivacionales

Bueno, iba a partir esta entrada en inglés, porque no se me ocurría la frase en español... pero sería un poco raro. Ando un poco bilingüe para mis cosas parece, jaja. 

Ha pasado un tiempo desde la última vez que escribí algo aquí. Harto tiempo, de hecho. Tanto como para que pasen un montón de cosas, que siendo yo, es un poco extraño no haberlas vomitado verbalmente en mi blog.

Sin embargo, no estoy aquí para hablar de todas las cosas que pudieron haber pasado estos meses. Al menos no todas. Solo una, que es la que más gira en torno a mi vida últimamente.

Y el tema es mi actual vida saludable y feliz. 

Durante toda mi vida, siempre había sido un tema importante mi sobrepeso. Un tema complejo y muchas veces doloroso. Yo, siendo una niña que le gustaba mucho comer, teniendo siempre que ser limitada era terrible. Y llevo tanto tiempo en mi vida siendo la chica gordita con sobrepeso que le gusta comer, que realmente no recuerdo el momento en el que estuve con mi peso saludable.

Sin embargo, este año ha sido muy distinto. Después de muchos años intentando bajar de peso y luchar y caer, y volver a luchar, y volver a caer. Con muchas dietas, con dietas drásticas, con dietas saludables. Subiendo y bajando de peso... Este año alcancé mi límite. 

De cierta forma es lo mismo de siempre, pero tan distinto a la vez. No es una dieta que me haga sufrir, y tampoco es el concepto de "hacer dieta" erróneo que tiene la gente. Dieta es lo que consumimos en nuestro diario vivir, y yo estoy viviendo mi dieta bajo ese concepto. Bajo la restricción de porciones, pero aún así comiendo de todo y haciendo deporte (para lo que nunca he sido buena). Tengo una comida libre a la semana en la que puedo comer lo que quiera, por lo tanto, realmente no tengo nada que esté estrictamente prohibido.

No sé si la doctora que me está atendiendo era justo lo que necesitaba, o es solamente la voluntad interior de querer estar 100% sana, porque tengo esta condición metabólica (no quiero llamarlo enfermedad) que si no la cuido, a la larga me hará más un mal que un bien, por muchas cosas. La temible y casi popular Resistencia a la Insulina.

Hablando con una compañera que le descubrieron hace poco lo mismo, me di cuenta que es muy importante tener el apoyo entre pares, entre gente que ha estado o está sufriendo lo mismo. Digamos que le di una especie de charla motivacional contándole por todo lo que he pasado hasta hoy, incluso bromeé con que debería escribir un libro sobre eso... luego pensé que en verdad no es mala idea. Tal vez no para que el mundo lo lea, pero sí un relato sobre todo, como forma de terapia. Ésto que estoy escribiendo ahora no es ni siquiera un resumen de lo que ya estoy escribiendo sobre todo mi proceso. 

Mi consejo personal es que tomen la decisión desde lo más profundo de ustedes mismos. Busquen una razón significativa. Ojalá no fuese necesario encontrar una meta final para decidir vivir de manera saludable, ojalá fuese hacerlo porque sí. Sin embargo, sabiendo lo difícil que es, porque lo he vivido desde niña, es mucho más fácil (o por lo menos tienes un motor) cuando tienes algo significante para hacerlo. Mi motor personal: poder ser madre algún día. 

Bueno, yo todavía estoy en camino a... ha sido un proceso largo, muy largo y difícil. Que aún no termina, pero espero que esté cerca de su término. 

Lo único que puedo decir es que SÍ SE PUEDE. Es difícil como la mierda. Es frustrante. A veces te puedes llegar a obsesionar con el tema. Pero hoy... ya no lo encuentro como un esfuerzo y lo abrazo como parte de mí. Esto es lo que soy y soy feliz. 

Yo no estoy a dieta, estoy viviendo saludablemente de aquí para siempre. Creo que ese es el concepto que más cuesta interiorizar, pero una vez lo logras, es genial. 


"La vida es cuesta arriba, pero la vista es genial" - Miley Cyrus, Hannah Montana la película.

martes, 7 de mayo de 2013

00:13

Desde que soy capaz de mantenerme despierta después de las 12 de la noche, hemos tomado como una especie de tradición que mis papás me saluden en el momento exacto en el que cumplo años. Es decir, a la hora que nací: 00:13, del 8 de mayo.

La primera vez que me saludaron a esa hora (o que yo recuerde al menos), estábamos solamente los 3 despiertos. Por alguna razón yo estaba sumamente contenta por algo y terminé subida arriba de un piso, diciéndole a mi papá que era más alta que él. Justo en ese momento dio la hora (aunque en ese momento yo no lo sabía) y mi papá me abrazó de las piernas para impedir que me bajara y mi mamá salió por la puerta de la cocina con una torta con velitas encendidas. No tengo la remota idea de cuántos años habré cumplido aquella vez, no lo recuerdo. Pero sí recuerdo el momento y sé que fue genial, especial.

De alguna forma, a medida de que ha pasado el tiempo, mis cumpleaños se han convertido en algo más que solo la "conmemoración" del día en el que nací. Siempre es uno de los días más felices de mi vida, no me puedo quejar, he tenido la mejor de las suertes.

Otra vez, mis papás tuvieron una actividad el 7 de mayo, por lo que no iban a estar conmigo a la hora. Sin embargo, ellos me llamaron por teléfono (yo estaba a punto de quedarme dormida) y, no sé cómo, hicieron que todos los que estaban en esa actividad/fiesta del movimiento me cantasen cumpleaños feliz a través del teléfono. 

Además, hay otra cosa que hace que mi cumpleaños sea tan especial: siempre cae la misma semana que el día de la madre. E incluso, de vez en cuando, son exactamente el mismo día. Y el primero que recuerdo (día de la madre + mi cumpleaños), habíamos ido al mall para celebrar, y en algún momento con mi mamá nos separamos del resto y nos fuimos al Coppelia a tomarnos una copa de helado. Nuestra celebración privada entre madre e hija. 

Y con mi mamá siempre hemos sido muy unidas. Por eso, el año que cumplí 18 años (edad que, a diferencia de muchas personas que conozco, esperaba con los brazos abiertos) le pedí que celebrásemoscon un tequilazo y ella aceptó. Así que a las 00:13 me tomé el primer shot de tequila (con limón y sal, ojo) de mi vida. Obviamente, no seré tan hipócrita para decir que nunca en mi vida antes había probado el alcohol, o el tequila (margarita, jiji). Pero ese realmente fue mi primer shot de tequila.

El año pasado... no recuerdo que haya tenido algo memorable justo a las 00:13 (lo más probable es que nada realmente porque al día siguiente me levanté temprano a hacerme exámenes de sangre), pero sí sé que esa fue una de las mejores semanas de mi vida. Y ese día, fue genial. Tuve una noticia de mi economía muy buena para mí, así que cuando llegué a la U me sentía millonaria (aunque ese dinero prácticamente se esfumó, igual). Y más tarde, estábamos en el hospital, hablando por primera vez con unos pacientes y, de alguna forma, salió el tema de que estaba de cumpleaños ese día. ¡Y me cantaron todos los de la pieza!. Fue hermoso. En serio. Y después, durante la semana, mis amigos se encargaron de que mis días siguieran siendo felices, sobre todo con esa hermosa sorpresa que me hicieron. Nunca me había sentido tan querida antes, como aquella vez que se esmeraron en sorprenderme.

Oh, y como para estar a tono con todas las cosas que pasan en mi vida... El otro día relacioné mi hora de nacimiento con el número favorito de mi cantante favorita, Taylor Swift. ¡Síp! Su número favorito es 13. Me dio bastante risa eso, es como si yo hubiese estado destinada a ser su fan o algo, aunque me haya demorado mucho en darme cuenta de eso.

Y ahora, hoy... estando tan cerca de las 00:13, puedo decir que mi día ha ido mejorando exponencialmente. 
Por si nadie lo sabía, yo estaba bastante preocupada con la cantidad de tiempo libre que tengo. Y también, estaba muy preocupada por no conseguir trabajo, y ayer me llamaron a una entrevista para hoy. Y adivinen qué ¡lo tengo!.

Así que puedo decir, definitivamente que Mayo es mi mes, las 00:13 es mi hora, el 8 de mayo es mi día.

21 años, ¡bienvenidos sean!


sábado, 4 de mayo de 2013

Ugh.

Ando tan... susceptible, últimamente.
Soy incapaz de mantener todas mis emociones bajo control. 
Como le dije a alguien hace poco, soy un remolino de emociones.

Puedo estar feliz un segundo y al siguiente estar enojándome por alguna tontería o quizá algo no tan tonto. Depende del contexto. 

Obviamente, pasar tanto tiempo conmigo misma está pasándome la cuenta. Sin embargo, yo creo que toda mi irritabilidad va más con todas las preocupaciones que ocupan mi mente que la soledad que estoy pasando. Bueno, eso igual influye su tanto. Si tuviese cosas qué hacer, probablente tendría menos cosas de las que preocuparme. 

Supongo que estoy en esos momentos en los que me gustaría que la gente se diese cuenta de mis estados anímicos sin que yo se los estuviese explicando personalmente, me carga hablar de mí. Aunque eso suene como ironía, considerando que lo estoy escribiendo en un blog público. Pero con todo lo público que es, sé que hay muy pocas personas leyendo esto. O sólo una.

Es difícil lo que quiero. Más que mal, mi mente es tan compleja a veces que ni yo misma me entiendo. Hay muchas cosas que me gustaría que se cumpliesen. Pero quiero que esas cosas pasen porque a las personas que quiero voluntariamente se les ocurra. Que nazca de ellos. 

Es mucho pedir, porque siento que cada vez más nos preocupamos de las cosas que nos preocupan solo a nosotros y no al resto. 

Así que aquí estoy, a cuatro días de mi cumpleaños, esperando que la gente se acuerde por sí misma. Que algunos hagan detalles, lo que sea. Y a la vez, no espero nada. Una mezcla extraña entre esperanza y resignación.

Me sorprende mi capacidad de decir cosas, sin decir nada a la vez. Si alguien comprendió a lo que realmente quería llegar, lo felicito.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Dar hasta que duela

No es que yo sea solidaria, probablemente soy una de las personas más egoístas en este mundo. O tal vez no, quizá hay gente peor que yo. No lo sé. 

No quiero hablar sobre lo buena persona que soy (que no es así) ni si soy solidaria (ya aclaré ese punto).

Es sobre lo que doy. 

Yo doy... cariño. Sip. 

No soy mezquina cuando de amor se trata. Creo que debo ser una de las personas más apasionadas para querer a alguien (y con apasionada me refiero a que soy muy dedicada, nada más), aunque siento que muchas debes se lo he dado a las personas incorrectas en tiempos incorrectos. No digo que las personas a las que les ofrecí mi cariño tan fehacientemente no se lo merezcan, si no que probablemente fue un mal momento para mí para hacerlo. 

La primera persona es... especial. Siempre supe que era de esas personas que realmente no demuestran su cariño. Recién hoy somos capaces de saludarnos de besos y abrazos, y nos conocemos hace bastante tiempo. Recuerdo como era yo siempre la que llamaba, la que buscaba, la que visitaba. Hasta que un día toda esa dedicación me agotó y la abandoné. Así de simple. Ya no llamo. Nunca. Nuestra relación se retomó básicamente porque... inevitablemente igual teníamos un lazo profundo y porque esa persona me buscó. ¡Aleluya!. Pero para mí ya no es lo de antes. Ya no soy la que da absurdamente demasiado, creo que ahora soy más mezquina. Supongo que es una forma de resguardarme. Es agotador querer mucho a alguien y que por más esfuerzos que hagas, no veas que sea recíproco o que muestren el mismo interés por ti. 

Con la segunda persona, fue casi lo mismo. Bueno, no. No puedo igualarlas. Nuestra relación se formó en muy poco tiempo. Y fue solo un par de años de que llamé, busqué y visité. Fue más rápido. E igual de poderoso. Tal vez más, porque siento que somos más cercanas por otras razones. Por lo menos, ya no dedico tanto tiempo.

Y la tercera persona... la conozco de toda mi vida. Y creo que quizá sea la persona a la que más le dedico tiempo y atención. Tal vez nunca deje de hacerlo. Y probablemente es la que más tiene capacidad de hacerme daño, por ahora.

Todo esto va con la intención de... explicar cuan desgastante es dedicarle tu atención a las personas que quieres demasiado. Quizá obsesivamente, quizá poco-correspondido. Yo soy así. Cuando una persona me interesa, soy atenta y le busco... hasta que siento que no puedo más. Que yo también quiero un poco de lo que dedico de regreso. 

Y no digo nombres, porque tampoco quiero que sepan quién es quién, aunque probablemente si lo leen lo descubran por sí mismas.Y son más personas que estas tres, pero las demás simplemente dejaron de ser relevantes en mi vida.

También escribo esto porque me doy cuenta de que todo el tiempo dedicado a esas personas, lo desperdicié en otras que lo merecían más. Al menos en ese momento.

Prácticamente con cada persona a la que yo le dedicaba tiempo, había alguien que me daba ese cariño que yo quería, pero de una forma distinta y que yo no lo veía. Tampoco es que fuese algo enfermizo o notorio. Yo era una persona normal por lo general. Lo único distinto era el tiempo y atención que le daba a las personas. 

No me arrepiento, porque supongo que era algo que tenía que aprender.

La amistad y el amor son como una planta, si no la riegas se marchita. 

Yo soy el sol.

viernes, 26 de abril de 2013

La vida pasa y nos vamos volviendo pasas

Me di cuenta que hace bastante tiempo que no escribía por aquí y hoy me siento muy inspirada. Los últimos meses han sido un vaivén de locuras en mi vida. El tiempo ha pasado increíblemente rápido y realmente no puedo creer que ya estemos terminando abril. Pareciera que ayer pasaron muchas cosas.
Creo que por primera vez estoy comprendiendo la complejidad real de lo que es ser un adulto. Tal vez no tenga demasiadas responsabilidades aún (como pagar las cuentas, la colegiatura del colegio de los niños, etc, etc), pero el hecho de tener que pasar más tiempo en la casa de alguna forma toma su peso. 

Hace tiempo que dejé caer a mis papás del pedestal que todo niño los tiene cuando son pequeños. Esa creencia fehaciente de que tu papá y tu mamá son los mejores del mundo. Con el tiempo, nos vamos dando cuenta de que nosotros y nuestros padres somos humanos y cometemos errores. A veces un montón de ellos. Y a veces hay cosas que molestan, que se clavan en tu ser y que no te dejan estar en paz, de tener algo de plenitud, de ser completamente feliz. 

Ayer me pasó eso. Fue un comentario pequeño que sobresaturó mi sistema, la cantidad de cosas negativas que podía acumular en mí, así que tomé mis cosas y salí de mi casa. Me fui a dar un largo paseo por el centro, le hice un favor a una amiga y caminé, caminé. Entré a un par de librerías. Dejé que el aire frío refrescara mi cabeza, mis ideas. Fue como una especie de expiación. Para cuando regresé a mi casa, prácticamente vibraba de felicidad. 

A veces nos sentimos así. Tan tensos y sobresaturados con todo que solo acumulamos y acumulamos cosas negativas en nuestro ser. Y un paseo de un par de horas, un paseo donde solo dedicas tiempo para ti y nadie más, puede ser la cosa más maravillosa que te puede pasar. En ese tipo de momentos, agradezco todo el tiempo libre que estoy teniendo este año, que sin duda, ha sido bastante distinto a lo que estaba acostumbrada. 

No aprovechamos nuestra vida bien. A veces perder algunos minutos "valiosos" de estudio o de trabajo por nuestra salud mental no es algo malo. Reconozco haber abusado de eso el año pasado, y por eso estoy en la situación en la que estoy, pero la asumo lo mejor que puedo. Después de todo, hay que aprovechar estos momentos fugaces que nos da la vida. Dicen que no hay mal que por bien no venga. Tal vez... todo el tiempo por el que rogaba para poder hacer más cosas de recreación para mí fue cedido. 

Soy la primera en creer que todo pasa por algo. Y me encanta seguir siendo la clase de persona que trata de mirar las cosas con optimismo. No voy a negar que tuve mis momentos de bajo ánimo que la negatividad prácticamente zumbaba en mis oídos y en mi cabeza. Sin embargo, siempre estaba esa vocecita allí diciéndome. No, no te rindas. Mira el lado positivo. Mira el lado positivo. 

Hoy estoy increíblemente enamorada de mi vida. Siento que todo está yendo en la dirección precisa en la que tiene que ir. Tengo una hermosa familia, unos fantásticos amigos y me tengo a mí misma.

Un consejo: Nunca desestimen el poder que tienen tus propias palabras sobre ti mismo. Sé lo que quieres ser. Disfruta como quieras disfruta. Sufre lo que quieras sufrir, desahogarse nunca es una mala decisión.

La vida pasa demasiado rápido para detenernos en los momentos negros. Podemos avanzar. Yo sé que se puede. No sé cómo puedo transmitirles todo el proceso mental por el que estoy pasando cada día, pero es algo espectacularmente aterrador. No saber qué clase de humor vas a tener el día de mañana, o cómo será el destino. Aterrador. Pero maravilloso. 

Lo único que sé, es que todo lo estoy sintiendo intensamente. La tristeza, la felicidad. Apasionense por sus emociones. Griten, ríanse, lloren. 

Tic. Tac.

Tic. Tac.

El tiempo corre.


sábado, 2 de febrero de 2013

Concurso en Nevera de Libros

Ok, no acostumbro a hacer esto, pero... Realmente sería feliz ganándome un libro, así que, aquí está :)

http://neveradelibros.blogspot.com/2013/01/sorteo-booky-11-en-neveradelibros.html

martes, 22 de enero de 2013

Integrantes de la familia

Ayer falleció la perrita regalona de la casa de mis tías.

El suceso me hizo analizar todo el amor y cariño que mi familia le tiene a los animales. Me doy cuenta de que para nosotros no son simples mascotas. Son integrantes de nuestra familia. Si pudiésemos ponerlos como miembros de la familia probablemente lo haríamos.

Me senté en el suelo al lado de nuestro perro (el que le regalaron a mi hermana, pero que es de todos igualmente) y moví su patita y me miraba con cara tierna; recordé cuando le dije hace unos días atrás "Kerchac, no te mueras nunca".

Hay muchas personas que no tienen esta visión de los animales. Que son como nosotros, que sienten como nosotros. Tampoco muchos otros comprenden lo que nosotros sentimos por ellos. Con nosotros me refiero a mi familia en particular (sé que hay muchas personas que tienen la misma visión que mi familia, pero no quiero generalizar en algo más personal).

La Pelu (Pelusa, Pelusita) era la hija que añoraban mis tías. Era la hija de una de ellas. La cuidaba, la mimaba, la llevaba al veterinario, le tenía su cama impecable, le daba amor, le daba abrigo, confort.

Mi tía siempre quiso tener un hijo. Lo quiere tener. Añora un hijo. Sin embargo por las circunstancias de la vida, por cosas personales, ella simplemente no lo tuvo y tampoco tiene una pareja. Sigue viviendo en la casa de sus padres junto con otras dos hermanas y realmente... uno podría decir "Oh, son las tías solteronas" Pero no es así. Las cosas son como son. Así se dieron. Y ahora ella perdió a lo más cercano a un hijo que podría tener. Los siguientes seríamos nosotros, sus sobrinos, pero no es lo mismo porque no vive con nosotros y no nos crió, solo nos mimó las veces que íbamos a visitarlos.

Nuestros gatos, nuestros perros, los cerditos, las vacas... son animales con tanto sentimiento como nosotros. También respiran, también quieren, también ocupan espacio en nuestra tierra como nosotros.

Así que hoy doy este espacio para aquellos que aman a los animales y que los consideran como parte de su familia.

martes, 1 de enero de 2013

Sin expectativas

Suena súper pesimista el título, pero en verdad no es así. Hace un rato me di cuenta que la vida es mucho más fácil cuando no estás esperando nada, nada de nada ni nada de nadie. Creo que el 2012 fue uno de los mejores años de mi vida precisamente por eso, porque no estaba esperando gran cosa, tal vez tenga mucho que ver el hecho de que estaba preocupada más por otras cosas (el examen que tuve) en vez del cambio de año. Aún así, cuando entré a clases en marzo, lo único que esperaba era tener pilas para que me fuese bien en la universidad.

Tal vez la única expectativa que tuve fue la de poder tener más contacto social. Y lo tuve. Pero no esperaba hacerme mega amiga de las personas ni que nuestra relación se volviese más estrecha ni que ellos estuviesen tan pendientes de mí como a una persona le gusta que la gente los quiera. 

Realmente, no esperaba nada... y pasó todo.

Recuerdo el día de mi cumpleaños. Yo estaba ahí, igual medio esperando que me hicieran alguna sorpresa, porque mis amigos son así, siempre hacen sorpresas. Pero tampoco estaba tan convencida, como que no sentía que fuesen a sentirse tan cercanos como para prepararme algo o no. Tenía como las "ilusiones de..." pero no la expectativa, no sé si se entiende. Y tadám. Yo les arruiné la sorpresa o así me dijeron. Yo me sentí contenta porque se hubiesen acordado y preparado para eso, así que fui feliz con eso. Pero cuando un par de días después, con todos juntos en el almuerzo (ese era el único día que todos teníamos clases juntos, y con todos me refiero a los que repitieron un ramo que son amigos nuestros también) de repente llegaron con una explosión de globos y serpentinas y me cantaron "Cumpleaños feliz" ¡y qué feliz!. Eso si que no me lo esperaba... y creo que desde esa semana, todo fue cuesta arriba. 

Me convertí en una persona toda sonrisas y alegría. Llena de optimismo. Y luego, el punto álgido, la confirmación de que yo quería ser una persona feliz y no preocuparme de nada más, cuando conocí aquel hermoso bebé Down en la micro. 

Todo esto se desarrolló en un año académicamente malo, mi mamá me reprochaba el no verme estudiando sino verme leyendo mis historias, escribiendo, estando metida en el pc. Pero yo me estaba sintiendo tan bien que no sentía como algo malo lo que estaba haciendo. Me estaba encontrando conmigo misma. En verdad, tal vez fue un error de mi parte dejarme avasallar totalmente por la felicidad de sentirme bien todo el tiempo y de hacer todo lo que yo quería hacer. Supongo que aún estoy buscando el punto intermedio. Pero fue bueno, me hizo bien y como no ha pasado nada terrible aún, creo que puedo empezar con energías renovadas este año y con el positivismo por delante. 

Así que no espero nada de este año, que sea como quiera venir. Yo lo recibo con los brazos abiertos igualmente.