No quiero pedir perdón. No quiero ser yo la que se arrastre. Siempre termina siendo así.
Sé que está bien reconocer sus errores. Pero ¿por qué ellos no pueden reconocer los suyos? ¿Por qué tengo que ser yo la que agache la cabeza y admita que fallé? Por la mierda, siempre fallo yo.
Y más mierda aún, todos somos humanos. Todos cometemos errores. Yo admito los míos, pero no pienso pedir perdón, porque ellos no se dan cuenta que yo también necesito que me pidan perdón a mí. Yo quiero perdonarlos, de verdad que quiero. Pero ellos ni se percatan que necesitan hacer algo al respecto. Y para peor, yo termino siendo la mala del cuento. Claro, como yo soy la egoísta a mi no me llegan sus comentarios, a mí no me llegan sus dudas.
Y yo que siempre me había regodeado por tenerlos a mi lado.
Pura mentira. Ahora mismo ellos no tienen ni idea de cómo me siento.
Estoy tan desilusionada. Mi orgullo de ellos está herido.
Y me siento tan, tan mal.
¿Por qué no lo ven?
¿Por qué no se percatan?
Y ahí vamos, cayendo en picada otra vez.