"Para escribir solo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo" - Oscar Wilde

jueves, 8 de noviembre de 2012

Back to December

Todas queremos tener historias de amor dignas de películas. Tener nuestra propia banda sonora, esa que uno se imagina que está sonando de fondo cuando el resto del mundo ve como se realiza cada escenas y te gritan cosas como "¡No, estúpida, él te ama, no lo dejes ir!" o "¡Te está mintiendo, no le creas!". O como en las películas de terror cuando uno le grita al protagonista "No, imbécil, te va a comer el monstruo/zombie/lo que sea". 

Bueno... yo tengo un montón de canciones con las que me siento identificada. 

Ahora, sentirse realmente identificada, es decir... no solo el coro, sino que prácticamente cada estrofa y verso, es un poco más intenso. Por decirlo de alguna forma. Igual es un poco difícil no sentirse identificada con una canción de Taylor Swift, porque esta hermosa y talentosa cantante tiene un montón de experiencias amorosas de las cuales escribir. No sé por qué me extraña que también haya escrito la mía:

Estoy tan contenta de que hayas hecho tiempo para verme. ¿Cómo va la vida? 
Dime cómo está tu familia. No los he visto por un tiempo. 
Has estado bien, más ocupado que nunca. Tenemos una pequeña charla, de trabajo y del clima. Estás en guardia y yo sé por qué...
Porque la última vez que me viste todavía arde atrás de tu mente: Me diste rosas y yo las dejé allí para morir.
Así que esta soy yo tragándome mi orgullo, parada frente a ti diciendo: "Lo siento por aquella noche". Y regreso a Diciembre todo el tiempo. Resulta que la libertad no es otra cosa que extrañarte, deseando haberme dado cuenta de lo que tenía cuando eras mío. Me gustaría volver a Diciembre, darlo vuelta y hacer las cosas bien. Regreso a Diciembre todo el tiempo.
En estos días no he estado durmiendo, permaneciendo arriba, recordando a mí misma yéndome. Cuando tu cumpleaños pasó y yo no llamé. Y pienso en el verano, todos los hermosos momentos, te vi riendo en el puesto de pasajero. Me di cuenta que te amaba en el otoño.
Y entonces viene el frío, los días oscuros cuando el miedo se deslizó en mi mente.
Tú me diste todo tu amor y todo lo que te di fue un "Adiós"
Así que esta soy yo tragándome mi orgullo, parada frente a ti diciendo: "Lo siento por aquella noche". Y regreso a Diciembre todo el tiempo. Resulta que la libertad no es otra cosa que extrañarte, deseando haberme dado cuenta de lo que tenía cuando eras mío. Me gustaría volver a Diciembre, darlo vuelta y cambiar mi propia mente. Regreso a Diciembre todo el tiempo.
Extraño tu piel bronceada, tu dulce sonrisa, tan buena para mí, tan correcta. 
Y como me sostuviste en tus brazos aquella noche de Septiembre, la primera vez que me viste llorar.
Tal vez esto es una ilusión, probablemente un sueño sin sentido. Pero si nos amamos de nuevo, te juro que te amaré correctamente.
Me gustaría volver en el tiempo y cambiarlo, pero no puedo.
Así que si la cadena está en tu puerta lo entiendo.
Pero esta soy yo tragándome mi orgullo, parada frente a ti diciendo: "Lo siento por aquella noche". Y regreso a Diciembre ... Resulta que la libertad no es otra cosa que extrañarte, deseando haberme dado cuenta de lo que tenía cuando eras mío.
Me gustaría volver a Diciembre, darlo vuelta y hacer las cosas bien. 
Me gustaría volver a Diciembre, darlo vuelta y cambiar mi propia mente.
Regreso a Diciembre todo el tiempo.
Todo el tiempo.


Tengo que decir, que tal vez habría alguien que estuviese mirando la escena y me haya dicho "¡No, tonta, no lo dejes ir!". Pero.... bueno, siempre he dicho que las cosas pasan por algo. Yo no me arrepiento de nada.

Igual eso no impide que me sienta identificada con la canción y a veces me sienta como una estúpida.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Alter ego.

A veces me sorprendo a mí misma cuando releo las cosas que se supone que yo escribí. Es como si de verdad hubiese sido otra persona quién las escribió.

Es gracioso porque de verdad pareciera que hay dos personas en mí. Pero debo suponer que no es así. Solo que yo le puse nombre a mi conciencia, a mi yo profundo. Diana Prenze, mi alter ego.

Me pregunto cómo sería tener una conversación con ella. Sabiendo que soy yo misma.

Yo creo que la mayoría de la gente no debe imaginarse que soy así de reflexiva. Deben de pensar que solamente soy una persona silenciosa o tímida, en vez de creer que por lo general, cuando estoy en silencio es porque estoy pensando. Me distraigo con facilidad por eso. Porque mi cabeza es una locura todo el tiempo, siempre estoy pensando, siempre estoy creando nuevas ideas. A veces ni siquiera me doy cuenta de que lo estoy haciendo hasta que me doy cuenta de que perdí el hilo de una clase, de una conversación o de cualquier cosa en general.

Estoy aquí para hablar de mi "otro" yo, porque... no quiero que se pierda. Dudo que se pierda, pero no quiero que se pierda el hecho de su creación. Creo que más que nada le puse nombre, porque a veces realmente no me reconozco a mí misma cuando escribo. Me extrapolo.  He llegado a tener conversaciones mentales todo el tiempo, converso conmigo misma o me imagino conversando con alguien. Me pregunto cómo será mi cerebro en pleno proceso mental.

En fin... a lo que iba.

Creo que nunca lo había comentado por aquí, pero... yo escribo fics y Diana Prenze inicialmente era el personaje para uno de los fics de Harry Potter que yo estaba haciendo. Y ella era muy parecida a mí solo que más "perfecta". En el fondo, estaba tratando de hacerla ver como yo, con mis mismas características físicas (aunque más delgada) y ella tenía un pasado misterioso o algo así (realmente no quiero analizar eso del pasado misterioso). Diana Prenze era yo perfeccionada (y nadie es perfecto). Cuando me di cuenta de eso dejé de escribir ese fic. Tampoco es como que tuvieses muchas grandes ideas después de eso, por suerte.

Ahora sé que eso se llama "Mary Sue", definición según Wikipedia: "Personaje ficticio (generalmente femenino, cuando es masculino se le llama "Gary Stu") en exceso idealizado y abiertamente identificable como el alter-ego del autor o del lector".

Supongo que esa definición lo dice todo.

Ahora Diana Prenze es algo absolutamente natural para mí. Está aquí todo el tiempo. Y la adoro. Me encanta ser estas dos personas.

Espero que el resto del mundo sepa apreciarla también.




Everybody deserves to be happy

La traducción literal de Google Traductor de mi título es: Todo el mundo merece ser feliz.

La última idea genial que se me ocurrió -yo creo que es genial al menos- es la de empezar a anotar cada día de mi vida algo positivo que rescatar. Un sonrisa, un evento feliz, el hecho de recordar algo particularmente chistoso, una anécdota, un encuentro, cosas agradables.

Comencé este proyecto hace ya varias semanas, y se lo he comentado a varias personas, tratando de impulsar un poco de felicidad en las personas que aprecio y que quiero. Claramente, dudo que todos hayan seguido mi ejemplo, incluso a mí se me olvida a veces.

Sin embargo, todo esto nace de algún lado... No sé realmente de dónde. Trato de enfocar mis energías en preocuparme de ser feliz, pero a veces, incluso con mi libretita de la felicidad se me olvida. No estoy diciendo ser infeliz, puedo afirmar que soy una persona feliz, que estoy contenta con lo que estoy haciendo, que estoy feliz y satisfecha conmigo misma. Pero eso no deja que yo no me agobie por otras cosas y se me olvide por qué comencé inicialmente esto, o que se me olvide rescatar algo positivo de mi día. Porque a veces lo que nos agobia es más fuerte que recordar que tenemos que recordar ser felices. Oh, sí, muy redundante. 

Entonces, me parece adecuado tratar de analizar por qué empecé esto. Realmente no lo sé. Ya llevaba un buen tiempo con la actitud de "no me importa lo que piense el resto, pero tengo que ser feliz" Puede que haya sido cerca de la fecha de mi cumpleaños en mayo, que hubo gente ahí que me hizo feliz, que hubieron cosas que alegraron mi día. O incluso puede haber sido ese día negro -que estuvo a punto de arruinar mi misión de mantenerme contenta, feliz- donde pude rescatar lo bueno de ese día y que graciosamente hizo que al día siguiente alguien me felicitara por mi positivismo (es agradable que te feliciten por tener una postura positiva, pero sería mucho mejor si eso fuese algo que todos encontrasen natural)

Sin embargo, recuerdo muy bien lo que gatilló que decidiera hacer esto de anotar las cosas felices. Y como quiero recordarlo siempre, debo anotarlo, porque la memoria es frágil. Incluyendo a alguien que tiene una memoria tan privilegiada como la mía y lo digo a riesgo de sonar prepotente, porque de verdad tengo buena memoria.

Yo iba en la micro camino a coro. La señora que inicialmente iba a mi lado se bajó y luego se sentó una mujer con su hijo. Un niño pequeño, pequeñísimo. Un bebé. Siempre me han gustado los bebés. Era un bebé hermoso. Después me di cuenta que él era un niño con síndrome de Down. Y considerando que yo he tenido contacto con un síndrome de Down prácticamente toda mi vida (creo que él incluso tiene fotos conmigo cuando yo era una recién nacida), para mí ellos no son algo lejano. Son como mi familia. Me recuerdan a mi familia y a todas las cosas duras que las generaciones pasadas tuvieron que vivir antes de que yo pudiese estar aquí, sintiéndome así. 

Así que retomando el hilo, era un bebé hermoso y era síndrome de Down. Era un niño especial. Pero no dejaba de ser un niño. Hizo sus maldades tiernas. Esas que la gente celebra, pero que la madre trata de educar para que no las repita. Él enganchó su piececito entre el espacio de la barra y el vidrio que había justo frente a nosotros y se sacó el zapato. Él reía mientras la madre lo regañaba con cariño "no vuelvas a hacer eso" "no te saques los zapatos". 

Él era un pequeño juguetón, intentó botar las hojas que llevaba en mi regazo que alcancé a sujetar antes de que volaran por la micro. A él le causaba curiosidad mi teléfono. Intentó tocarlo. No sé por qué lo alejé de él y lo resguardé. 

Él me conquistó. La madre me dijo que tenía 4 años. Parecía de dos.

Me empezó a pedir algo. "Doki" decía. Su mamá me explicó que eran unos monitos y que siempre hacía lo mismo. Conquistar a la gente y luego pedir que les muestre los videos de sus monitos en los teléfonos. Él empezó a abrir mi mochila para sacar el mío. Yo me reí y cerré la mochila. Luego entramos al túnel y él se aterrorizó. Y se mecía. Y nadie reclamó porque él era un bebé especial.

Me tuve que bajar muy pronto después de eso. Pero lo recordé siempre y daba vueltas en mi cabeza. Llegué a mi casa risueña y tranquila. Entonces empecé a anotar las cosas que me hacían feliz y anoté lo que me había pasado ese día. Desde entonces anoto cada cosa que me ha hecho feliz, o cada vez que he recordado algo de algún tiempo pasado y que me hizo sonreír.

Hice prácticamente mi lema esa canción de Alex Ubago que me gusta tanto: "Alguien dijo un día una indudable verdad, olvidamos las pequeñas alegrías por lograr la gran felicidad"

Eso es lo que quiero conseguir. Que la gente sea capaz de no encontrar algo raro que se pueda rescatar algo positivo del día más negro. Que sean capaces de hacerlo con naturalidad. Que sean capaces de reconocer todos esos pequeños detalles que harán que a la larga, al final de este extenso o corto camino que tenemos que recorrer, nos hagan darnos cuenta que "Sí, en esta vida fui feliz".

Porque todos merecen ser feliz. El problema es cuando algunos lo hacen a costa de la felicidad de otros.